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Fuerza contenida. Energía
vital. Pueblo luchador, inquieto. La mina marca. También los ríos. Y estar a
los pies del castillo. La Mequinenza milenaria murió. Las casas eran
destruibles. Los hombres, no. El nuevo Mequinenza, de cerebral trazado, ahí
está. Mucho sudor y trabajo. Y futuro. De momento imperfecto. Pero, como
siempre, mequinenzanos saldrán. A la autopista. Al mundo. |